Esta obra relata la vida de Antonio Ruiz de Montoya, sacerdote jesuita, misionero, lingüista y escritor oriundo de Perú, perteneciente a la antigua provincia Paraquaria (hasta 1627), quien, tras haber sido ordenado sacerdote, arribaba a la misión de Loreto, en la actual provincia de Misiones (Argentina).
Sus páginas nos acercan a una narración histórica vívida, una escritura en clave literaria que "evoca el colorido del paisaje, el rojo de la tierra y el verde de la selva", y busca que el lector se interiorice "como si estuviera allí presente". Las voces antiguas que construyen los acontecimientos de la vida de Ruiz de Montoya son a veces discordantes y nos dejan ver el reverso de una trama que en ocasiones se deshilacha. Gracias a la vacilación de la escritura, tenemos la sensación de estar tocando la realidad. Volver a las historias antiguas podría ser una forma de pensar nuestro tiempo y nuestras relaciones con el pasado y el futuro. Acercarse a los restos documentales de la vida de Ruiz de Montoya significa necesariamente perderse en ese bosque donde pasó treinta años.