Desde los primeros tiempos, los romanos se preocuparon por solucionar un
sinnúmero de problemas que se generaban para los ciudadanos por la ausencia de
garantías reales y por los continuos y prolongados desplazamientos a lugares muy
apartados, por razones de tipo comercial y, además, dado su talante guerrero.
Esta situación originaba consecuencias de orden patrimonial tanto en el aspecto
civil como en el comercial; aun en asuntos personalísimos como la patria potestad
y la emancipación.