Entonces, ¿crees que la conoces? Has estado con ella durante meses, tal vez años, y lo has visto todo: las risas, las lágrimas, la forma en que se ilumina cuando entras en la habitación. Pero aquí está la verdad que no quieres escuchar: hay muchas cosas en su cabeza que nunca te dirá. No porque no confíe en ti, ni porque no le importe. Sino porque, para ella, algunas cosas son simplemente más fáciles de dejar sin decir. Está pensando cosas que nunca adivinarías. Hay expectativas, miedos, deseos e inseguridades nadando en su mente. A veces, ni siquiera le queda claro qué está pasando allí, así que, ¿cómo podría explicártelo? Es complicado, es confuso, y es algo a lo que necesitas empezar a prestar atención.
La idea de que las mujeres son criaturas misteriosas y complejas no es nueva. Seguro que lo has escuchado antes, tal vez como una broma con los amigos, o quizás en medio de una discusión acalorada cuando levantas las manos, frustrado por el hecho de que no importa lo que hagas, simplemente no parece que lo hagas bien. Lo que no te das cuenta es que ella no está tratando de ser misteriosa. De hecho, desearía que entendieras sin que tuviera que decir una palabra. Pero tampoco admitirá eso.
Aquí está la cuestión: la mayoría de lo que tiene en mente no es algo trascendental. Son cosas cotidianas. Los pequeños detalles, los pensamientos efímeros. Pueden parecer insignificantes para ti, pero para ella, significan todo. No te dirá que se pregunta por qué no notaste su nuevo corte de pelo o por qué no la has halagado en un tiempo.
Ella no dirá en voz alta que le preocupa que te estés alejando porque no le enviaste un mensaje de buenas noches como sueles hacer. Y definitivamente no te dirá que necesita una constante reafirmación de que sigues tan interesado en ella como cuando empezaron a salir.
Entonces, ¿cómo lo arreglas? ¿Cómo rompes las paredes que ella ha construido y llegas al fondo de lo que realmente está sucediendo?
El primer paso es entender que solo porque ella no esté diciendo algo, no significa que no lo esté sintiendo. Su silencio no es indiferencia, es protección. Protección contra la decepción, el rechazo, el miedo de que si te deja ver cuánto le importa, te alejarás. Y eso es lo último que ella quiere.
Pero no puedes obligarla a que se abra. No puedes exigirle que te diga todo lo que tiene en mente, porque la verdad es que probablemente ni siquiera sabe cómo expresarlo con palabras. En su lugar, debes prestar atención a las cosas que no está diciendo. La forma en que reacciona cuando olvidas algo importante, cómo cambia su estado de ánimo cuando se siente descuidada, la manera en que se retira en silencio cuando está herida. Estas son las pistas que te ayudarán a entender lo que realmente está pensando, incluso cuando no lo dice.