Si hay algo que ha hecho correr tinta en las huestes marxistas es la dialéctica. Una alternativa siempre presente al pensamiento anquilosado de toda clase dominante, la dialéctica atraviesa la historia humana como una corriente subterránea, normalmente asociada con la subversión. Desde Heráclito a Hegel, la dialéctica, una concepción de la realidad que descansa en la afirmación de su carácter contradictorio, enfatiza la transformación y el movimiento. Se opone, por lo tanto, a ontologías estáticas, donde el movimiento es rechazado por absurdo. Es, entonces, la base de una nueva lógica, que recibe su más amplio tratamiento en la obra de Hegel. De él toma Marx su método, al que le adjudica la vitalidad revolucionaria de su propia obra. Sin embargo, el punto permanece en discusión, siendo el estatus de la dialéctica en el marxismo un asunto que levanta polvareda. En este volumen presentamos al lector una serie de textos que vuelven a pensar y discutir este viejo problema.