Al emprender un camino de fe vamos tomando conciencia de las veces que nos vinculamos con Dios desde la imagen previa que tenemos de Él, y no desde su propia identidad. A veces nos vinculamos con Él como un Juez castigador (debo cumplir por temor al castigo), como un Dios negociante («te doy para que me des»), como un Dios lejano (a Dios no le interesa lo que vivo). De este modo nos perdemos la riqueza de encontrarnos con el rostro real de Dios. Seguir a Dios implica evangelizar la imagen que tenemos de Él.
En un lenguaje claro y ameno, el autor describe distintas caricaturas que podemos tener de Dios, los diversos modos de vincularnos con Él, para finalmente presentarnos el rostro real de Dios que es el Amor.
Además de sus numerosas ediciones en castellano, el libro fue editado y traducido al italiano con el título "Scopri il Dio dell'Amore".