La novela Comandante Paraíso se sitúa en la década de los ochenta, donde podríamos asegurar, hay un eclipse de los proyectos ideológicos que solían enmascarar las luchas y los delitos de la confrontación política anterior, y en medio de una precaria guerra con sus caudillos militares se revela aún más el fracaso del Estado-Nación y con ello el derrumbe del incipiente pensamiento ilustrado, que más allá de las frágiles instituciones públicas que orienta no interviene en la mentalidad de las gentes, que como el Comandante Paraíso accede a una noción de país, a una visión de sociedad a través de los temerarios negocios en los que se ve envuelto y en la guerra que debe desatar para cuidar su fortuna.Esta sugestiva novela mantiene hilos de continuidad con las novelas anteriores del archivo Gardeazábal. Los personajes no tienen un origen noble, no exhiben ni se vanaglorian de un linaje, son irredentos si se quiere; impelidos por las circunstancias se ven envueltos en grandes misiones para las que no se habían preparado. Su inteligencia es el único poder que poseen y gozan de un olfato de animal para convertir la adversidad en beneficio. Su relación con la muerte disuelve cualquier vínculo institucional religioso, son más bien personajes supersticiosos que le obedecen a un mundo paralelo que habita con ellos y que está lleno de señales, de habitus, de afectos con los cuales advierten a tiempo y con destreza la traición, la acechanza y la fidelidad.Julián Malatesta