Un hilo subcutaneo une el logos platonico, judeocristiano, hegeliano, y las ideologias que atraviesan la conquista de America, la colonizacion y la modernizacion de Latinoamerica. Un hilo que tiene su centro en Europa y desde el cual todo lo exterior se hilvana con la misma aguja. La diferencia se mira desde la identidad, y para ello estn los dispositivos ideolgicos, el orden del lenguaje, las armas y el dinero. Esta filiacin encuentra en el libro de Cristin Vila una claridad que escapa al ojo habitual. Si bien su objeto explcito es la ideologa de la conquista, el autor hace uso de la genealoga nietzscheana para desentraar las marcas fundamentales del encuentro entre dos mundos y dos lenguajes. Y desde all enuncia su hiptesis: lo que funda el continente es el malentendido. Me explico. De parte de los que llegan, la reduccin de lo diverso a lo uno. Para eso est el conocimiento, la fe y la espada. Se habla de descubrimiento, pero previamente se ha construido el objeto a descubrir. Se descubre lo que ya se sabe de antemano. Flagrante paradoja. Coln encuentra lo que busca, pero el encuentro es un desencuentro. Son y no son las Indias. Es primero el paraso perdido, luego la tierra de pecadores, finalmente las riquezas naturales y la mano de obra a explotar. Justo detrs, o al lado, llega la Cruz con un texto ya escrito y del que slo cabe interpretar. Pero hay monopolio en la interpretacin. El objeto est siempre definido desde el otro lado del ocano y desde el lenguaje de la conquista, pero nunca coincide con el objeto real. MARTN HOPENHAYN
Un hilo subcutáneo une el logos platónico, judeocristiano, hegeliano, y las ideologías que atraviesan la conquista de América, la colonización y la modernización de Latinoamérica.
Un hilo que tiene su centro en Europa y desde el cual todo lo exterior se hilvana con la misma aguja. La diferencia se mira desde la identidad, y para ello están los dispositivos ideológicos, el orden del lenguaje, las armas y el dinero. Esta filiación encuentra en el libro de Cristián Vila una claridad que escapa al ojo habitual. Si bien su objeto explícito es la ideología de la conquista, el autor hace uso de la genealogía nietzscheana para desentrañar las marcas fundamentales del encuentro entre dos mundos y dos lenguajes. Y desde allí enuncia su hipótesis: lo que funda el continente es el malentendido. Me explico. De parte de los que llegan, la reducción de lo diverso a lo uno. Para eso está el conocimiento, la fe y la espada. Se habla de descubrimiento, pero previamente se ha construido el objeto a descubrir. Se descubre lo que ya se sabe de antemano. Flagrante paradoja.
Colón encuentra lo que busca, pero el encuentro es un desencuentro. Son y no son las Indias. Es primero el paraíso perdido, luego la tierra de pecadores, finalmente las riquezas naturales y la mano de obra a explotar. Justo detrás, o al lado, llega la Cruz con un texto ya escrito y del que sólo cabe interpretar. Pero hay monopolio en la interpretación. El objeto está siempre definido desde el otro lado del océano y desde el lenguaje de la conquista, pero nunca coincide con el objeto real.
MARTÍN HOPENHAYN