En este tomo de Meditaciones II el autor continua compartiendo sus experiencias místicas durante el tiempo que estuvo privado de la libertad, por siete meses, en el estado de California en el año 2002.
A pesar de todo, en medio de este escenario agresivo, depresivo en esencia corrompido, Dios se hace presente y se glorifica en forma esplendorosa en los corazones de seres que la humanidad ha dado por desechos y desea enterrarlos para siempre.